Por: CEPSS
En la actualidad, la cifra de personas desplazadas en el mundo se sitúa en 70,8 millones según datos de ACNUR. Personas que se han visto obligadas a huir de sus hogares por conflictos bélicos, por persecuciones por su género, raza, religión, orientación sexual u opiniones políticas o debido a las consecuencias del cambio climático. En España, en 2019 las solicitudes de protección internacional siguen aumentando de forma exponencial. En 2019 se recibieron 118.264 solicitudes de asilo, según datos de CEAR. Sin embargo, sólo se resolvieron de forma favorable 3.156 lo que significa un 5%. Una de cada 20 solicitudes fueron rechazadas. En Europa, la media de solicitudes aprobadas se acerca al 30%.
Actualmente en España hay 133.015 solicitudes pendientes. Más de 133 mil personas que viven en la incertidumbre de saber cuándo se resolverá su situación. La pandemia mundial de la COVID-19 ha empeorado también la situación de las personas solicitantes de protección internacional, cuyos trámites se han visto ralentizados o paralizados.
Las entidades que forman parte de la Coordinadora Estatal de Plataformas Sociales Salesianas: Asociación Valponasca, Federación Pinardi, FISAT, Fundación Boscos, Fundación Don Bosco, Fundación JuanSoñador, Fundación María Auxiliadora, Fundación Mornese, Fundación Valsé y Salesians Sant Jordi, han continuado trabajando durante el estado de alarma y el confinamiento para seguir acompañando en los procesos de acogida e integración de las personas solicitantes de protección internacional en España.
En la actualidad, en las plataformas sociales salesianas se atiende a más de 1000 personas solicitantes de protección internacional o refugiadas, el doble que el año pasado, a través de recursos residenciales de protección internacional, programas de inserción sociolaboral, aprendizaje de la lengua y acogida.
Principalmente se acompaña a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, muchos de ellos y ellas no acompañadas. En 2019, de las 118.264 solicitudes de asilo presentadas, 22.373 corresponden a menores de 18 años cuya situación es especialmente vulnerable.
Las Plataformas Sociales Salesianas cuentan con el programa de acogida integral de jóvenes de 18 a 26 años, solicitantes de protección internacional y refugiados, financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el Fondo Social Europeo y el Fondo de Asilo, Migración e Integración. Se considera que su condición de refugiado y joven les hace doblemente vulnerables. Se encuentran solos, sin ninguna red de apoyo familiar y sin posibilidad de acceso a la vivienda y a empleo en condiciones dignas. Como explican desde la Fundación Ángel Tomás- FISAT: “Son jóvenes que comenzaron su proceso migratorio, en muchas ocasiones siendo menores, con el impacto que eso ha tenido en la construcción de su personalidad. Por su edad, todavía no tienen la madurez suficiente para vivir de forma totalmente autónoma. Tampoco han tenido tiempo ni oportunidad de formarse en una profesión que les permita tener un trabajo que les asegure unas condiciones de vida dignas”.
Durante 2019 y en lo que llevamos de 2020 se han atendido a 76 jóvenes solicitantes protección internacional procedentes principalmente de Guinea Conakry, Mali, Marruecos y Gambia, entre otros. Del total de solicitudes presentadas, 12 han sido denegadas, 5 aprobadas habiéndole reconocido el estatus de refugiado y 1 aprobada concediéndole protección subsidiaria. El 77% de las solicitudes presentadas por las Plataformas Sociales Salesianas continúan pendiente de resolución.
En los días previos a la conmemoración del Día de las Personas Refugiadas que se celebra el 20 de junio, las Plataformas Sociales Salesianas continuamos con la campaña iniciada el año pasado: “Tu voz es también refugio”, esta vez para poner el foco en la situación de incertidumbre que viven en España las personas solicitantes de protección internacional y que ha empeorado con la situación de crisis sanitaria y social.
Las personas solicitantes de protección internacional traen consigo historias de violencia, abusos, desarraigo, abandono, pérdidas familiares… “Muchos jóvenes han vivido un proceso migratorio en el que han visto violados sus derechos como personas o incluso como menores, siendo maltratados física y psicológicamente, realidades difíciles de identificar o demostrar con documentación requerida para reconocerlas formalmente” explican desde la Fundación Don Bosco. Además de las cargas emocionales, una vez en el país en el que solicitan protección internacional se enfrentan a situaciones adversas.
“Desde el sistema de acogida se ha prorrogado todo hasta la fecha de vencimiento del Estado de Alarma, pero ahora, a punto de finalizar, vemos que algunas personas solicitantes de asilo están sin trabajo y sin vivienda, por lo tanto, es necesario proponer más prórrogas para que se garanticen todos los derechos fundamentales, sobre todo la salud, el trabajo, la vivienda y la educación” explican desde la Federación Pinardi. Además de estas trabas administrativas, existen muchas dificultades de acceso de los solicitantes de protección internacional para conseguir la certificación del grado de discapacidad, la ingreso mínimo vital o una vivienda pública debido a que su documentación se considera no válida para ello.
Desde las plataformas sociales salesianas destacan el esfuerzo y la implicación de estos jóvenes desde el primer momento de su llegada al recurso de acogida, para aprender o mejorar el idioma del país de acogida, para posteriormente realizar una formación tanto a nivel reglada como específica que mejore su empleabilidad y poder tener un trabajo cualificado, cumpliendo así uno de sus sueños del proceso migratorio. “Nos preocupa que no se tenga en cuenta el proceso personal, formativo y laboral del joven en la resolución de protección internacional” comentan desde la Fundación Don Bosco.
Por ello, se piden a ellas mismas, a los miembros de la Familia Salesiana, a todas las personas cristianas, a nuestros gobiernos locales, regionales y central y a la ciudadanía en general un ejercicio de “imaginación” y empatía para comprender la situación de las personas solicitantes de protección internacional para instar a que se garanticen los medios necesarios para defender los derechos y la dignidad de las personas solicitantes de protección internacional o refugiadas.
En este contexto de pandemia consideramos necesario tomar medidas urgentes como:
- Modificación del reglamento de extranjería en relación a niños y niñas que llegan solos, para responder a las necesidades reales de los niños y niñas extranjeros, para que puedan desarrollar su proyecto de vida en España y favorezca su integración duradera y efectiva en nuestra sociedad.
La puesta en marcha de un proceso de regularización urgente de personas migrantes en situación administrativa irregular y de solicitantes de asilo en espera prolongada de resolución de su solicitud. Esta medida ayudaría a que todas las personas puedan hacer frente a esta crisis sanitaria y económica y puedan acceder a recursos como el Ingreso Mínimo Vital que acaba de aprobar el Gobierno de España.
Además, es necesario: - Mejorar el sistema de solicitud de protección internacional dotándolo de mayores recursos para agilizar los trámites administrativos y proporcionar más medios en el acompañamiento de las personas solicitantes de protección internacional y refugiadas con el fin de asegurar condiciones adecuadas de recepción, el fomento de su desarrollo integral y promover la integración a través de la participación de las personas migrantes y refugiadas para enriquecer las comunidades.
Este año, los directores y directoras de las entidades que forman parte de las Plataformas Sociales Salesianas nos invitan a “imaginar”, a ponernos en la piel de Said, Mohamad o Moussa para conocer su situación, que es la de miles de personas en todo el mundo. A través de las redes sociales oficiales de las entidades con el hashtag #TuVozTambiénEsRefugio, han explicado las diferentes vivencias en España de jóvenes solicitantes de protección internacional. Un ejercicio de empatía que ayudará a comprender una realidad de incertidumbre y desamparo.
Con esta campaña se pretende defender y exigir que se cumplan los Derechos Humanos, así como frenar los bulos y las mentiras que dañan cada día a las personas solicitantes de protección internacional y refugiados.
Asimismo, animan a toda la sociedad a que den un paso al frente por estas personas, dando su voz para combatir noticias falsas y mentiras. Entre todas podemos construir una sociedad mejor, más fraterna, más justa y más solidaria, donde sea reconocida la dignidad de todas las personas.