En las III Jornadas FISAT sobre emancipación: “Los adultos no podemos obviar la responsabilidad que tenemos del mundo que les estamos dejando. Hay que cambiar el discurso"

Las III Jornadas FISAT ponen el foco en la juventud que ha estado bajo la tutela de la Administración. La mesa de profesionales y representación de la Administración Pública pusieron sobre la mesa las carencias y las necesidades para mejorar el sistema de emancipación.

Por: FISAT

De la imagen general al detalle.

La jornada dio la oportunidad de analizar desde diferentes prismas la emancipación juvenil de quienes han estado o están en el sistema de protección. Primero con la participación de profesionales que trabajan en el acompañamiento en hogares de emancipación, las oficinas Mentora y desde la Administración pública.

Después, con los verdaderos protagonistas de la jornada, 5 chicas y chicos que han estado o actualmente viven en un recurso de emancipación de la fundación FISAT.

Antes de dar paso a estas mesas de expertos y expertas, Cristina Martínez Ferrando, responsable del área Acción Social y Educativa de la Fundación FISAT, explicó las fases de la emancipación y del proceso. Pero también quiso centrar esta segunda parte en la responsabilidad personal. Cristina apeló a una Administración comprometida; a unas entidades sociales capaces de desarrollar proyectos de manera garante y con profesionales con vocación, empresas que den oportunidades y en general una sociedad civil que se comprometa.

Cristina Martínez: “Si algo de esto falla no será imposible, pero será más difícil. Esto nos hace ser un poco responsables. Somos parte de esto y si fallamos haremos que la balanza se desequilibre”.

En el ámbito de la Comunitat Valenciana, existe la Red de Recursos de Emancipación que ofrece los hogares de emancipación y las oficinas Mentora. Uno de los principales problemas es que las plazas en los hogares son insuficientes. Ferran M. Elipe. jefe de Sección de niños, niñas y adolescentes de la Dirección Territorial de la Consellería de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda de la Generalitat Valenciana en Castellón, reconocía esta falta de plazas. “Desde la Administración somos conscientes y hay una apuesta decidida por la emancipación. Se está trabajando tanto en la emancipación desde la acogida, en los últimos dos años, como en la creación de nuevas plazas”.

Pero la solución no pasa solo por la creación de nuevas plazas. Actualmente en la Comunitat Valenciana 400 niños, niñas y adolescentes están en el sistema de protección. Existen casos en los que al cumplir los 18 años estos jóvenes vuelven con sus familias y otros en los que rechazan la opción de un hogar de emancipación porque no quieren continuar en un recurso Como señalaba María Garrido, de la dirección Hogar de emancipación de la Fundación Amigó, “hay que crear más oportunidades, mejorar los tiempos para conceder los permisos de arraigo y otros certificados que harían que muchos jóvenes no necesitaran una plaza porque tendrían sus necesidades cubiertas”.

Estos tiempos son especialmente acuciantes en el caso de jóvenes migrantes no acompañados que llegan a recursos como el hogar proyecto migratorio Piso Don Bosco de Burriana, a escasos meses de cumplir la mayoría de edad, como señalaba su directora María Romero. “En estos casos ya llegamos tarde”.

¿Qué necesidades detectan los profesionales que existen en los recursos?

Se destacó sobre todo la atención en salud mental; asistencia jurídica y opciones de ocio en el tiempo libre. Al respecto, consideraron importante facilitar estas opciones de ocio que les permitan relacionarse con personas distintas a las del recurso y ampliar su red social. Porque, atención, uno de los problemas que más afecta a los y las jóvenes en el proceso de emancipación y en lo que coincidieron los profesionales de la mesa, es la soledad no deseada. Lo explicaba María Romero: “Pasan de estar con gente alrededor 24h a, cuando cumplen los 18 años, a estar mucho tiempo solos sin una normativa tan cerrada, sin gente que le diga en cada momento qué debe hacer, ese cambio es el que más les cuesta”.
“Hay un cambio de paradigma de un entorno donde todo lo deciden por ti a otro donde tienen que tomar decisiones y tú estás al lado para acompañar», remarcó Javi Burgos, coordinador del hogar de emancipación Piso Buzzetti de FISAT en Burriana.

¿El problema para ofrecer otros recursos que aborden estas necesidades? como casi siempre, económico. Actualmente el precio- plaza que marcan los conciertos de los hogares de emancipación no permite hacer frente a estos gastos “extra”.

Por otro lado, si bien es cierto que desde las entidades sociales se ofrecen servicios complementarios de inserción sociolaboral, atención jurídica, psicológica o de aprendizaje del idioma, entre otros, son recursos subvencionados sin una continuidad garantizada, como explicó Arantxa Esteve, coordinadora de los espacios ATès de Burriana.

Patricia Sánchez, responsable de las oficinas Mentora de Cruz Roja, recalcó la importancia de complementarse tanto entre las propias entidades como desde el tejido social.

Una llamada a la sociedad

Una pieza esencial en el camino hacia la emancipación es la inserción laboral. Al respecto, tanto desde la entidades sociales como desde la Administración se hizo un llamamiento a las empresas para que faciliten la entrada al mercado laboral de jóvenes en proceso de emancipación.
“Sin acceso al mundo laboral no hay emancipación”, remarcaba Ferran, y señaló el papel de la Administración para mediar con las empresas para que ofrezcan esas oportunidades.

Arantxa relató lo complicado que resulta el proceso de prospección para encontrar empresas que accedan a colaborar con la entidad social y ofrecer prácticas tras finalizar un curso de capacitación, “pero cuando lo consigues quedan muy contentas, repiten e incluso acaban contratando a la persona”. También Patricia Sánchez, señaló esta dificultad, “para conseguir un precontrato tienen que esperar hasta dos años”.

En un sentido más amplio, Javi Burgos apeló a la responsabilidad social: “Los adultos no podemos obviar la responsabilidad que tenemos del mundo que les estamos dejando. Hay que cambiar el discurso y cómo nombramos a los demás es importante. Hablamos de generación de cristal. Ni es cierto ni es justo”.