El binomio mujeres y adicciones es todavía en nuestra sociedad un tema tabú. La adicción en la mujer es una capa más a tener en cuenta en el enfoque de la interseccionalidad a la hora de intervenir y acompañar. Desde Grupo Martes, este 8 M, nos ayudan a poner el foco sobre las mujeres que sufren adicciones.

 

Por: FISAT

 

Con motivo del día Internacional de la Mujer, desde Grupo Martes queremos visibilizar la desigualdad y violencias de género que sufren las mujeres con adicciones. Por ello, hemos recogido testimonios de algunas de las mujeres que han pasado por nuestro proyecto. Gracias a todas ellas por contarnos sus vivencias y sobre todo por dejarse acompañar por Grupo Martes.

Las mujeres con problemas de adicción sufren un doble estigma; por ser adictas y por el hecho de ser mujeres. La valoración social de las mujeres adictas, comparada con los hombres, genera un mayor estigma social hacia ellas al transgredir los comportamientos normativos asociados socialmente a las mujeres.

Empecé a sentir el rechazo de esos mismos con los que antes alternaba, haciéndome sentir una desfasada con comentarios como: “te pega mal” o “es que te pasas”… Cuando lo único que sucedía era que me estaba poniendo al mismo nivel que ellos.

Debido a todo esto, sienten, en mayor medida, vergüenza, culpa y baja autoestima.

Después… y tras varios sucesos y también pasar por varias terapias veo y creo firmemente que como mujer consumidora sí he sentido rechazo, me he dejado vapulear primero estando en consumo activo, luego cuando empecé en terapia y, pensando que así podía sentirme mejor, me he visto expuesta a todo tipo de juicios,  que  yo  llamaría injusta e hirientes maneras de apoyo cuando abres tu caja de pandora y pones en conocimiento tu adicción (enfermedad),  pues no solo se te mira con lupa como consumidora, también como madre, hija , hermana. Y hasta amigas.

En muchas ocasiones me he sentido sola, muy sola….

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que las mujeres con un trastorno adictivo tienen una prevalencia de entre 2 y 5 veces mayor de sufrir violencia que entre mujeres de la población general. Ser mujer y adicta supone un doble factor de riesgo para el padecimiento de violencia.

Además, debido a la falta de recursos económicos, la vulnerabilidad y la situación de exclusión social en algunos casos terminan siendo prostituidas como modo de supervivencia y mantenimiento del consumo. 

Al principio, todo era perfecto, hasta que le conté mi problema adictivo. Desde ese momento empezó a criticar mi físico, me presionaba siempre para que fuera al gimnasio con él de lunes a domingo y cuando faltaba un solo día le bastaba para decirme todo lo malo. Siempre discutíamos porque solo su palabra y su opinión valían. No me escuchaba, no era empático. Me llamaba vieja aun sacándome 10 años. Me pisaba cuando hablaba, me interrumpía constantemente. Me decía que no tenía ningún futuro porque era una alcohólica. Decía que no era tratamiento lo que hacía, sino una pérdida de tiempo; que lo que tenía que hacer era trabajar y dejar de tomar medicinas, que la depresión y la ansiedad me las provocaba yo misma.

En el caso de las mujeres, hay una mayor prevalencia de problemática relacionada con la salud mental. Según la guía informativa Género y drogas de la Diputación de Alicante, presentan mayor porcentaje de trastornos psiquiátricos asociados a la dependencia a las adicciones que los hombres.

Además, la exposición a experiencias traumáticas (abusos sexuales, maltrato físico o psicológico) en la infancia y la vida adulta es muy superior entre las mujeres con problemas de adicción. El abuso sexual en la infancia es tres veces superior para las mujeres adictas que para las no adictas. Los abusos sexuales podrían llevar al alcoholismo y/o consumo de otras drogas como mecanismo de afrontamiento o como consecuencia del estigma. 

Dejé de tener identidad por las drogas, me refugié en la bebida para no pensar, hasta que decidí ponerme las pilas porque lo perdí todo, familia e hijos. Las vivencias con parejas han sido muy tóxicas, siempre he sido muy sumisa y he tenido mucha dependencia emocional. 

Siempre me he sentido rechazada socialmente por tantos prejuicios, parece que un hombre puede beber pero cuando se trata de una mujer queda mal, te miran mal. 

Mis vivencias de palizas, de quedarme sin respirar, con las costillas y el tórax roto, insultos “no vales para nada”, “nadie te quiere”, “tu familia te odia”, “tu hijo no te quiere y se avergüenza de ti”… y tras esto llegar y tomarte un montón de pastillas para no ver el problema y al día siguiente darte cuenta de que el problema y el miedo son más grandes.

Desde Grupo Martes continuaremos defendiendo los derechos de las mujeres con problemática de adicciones, trabajando por la eliminación de las barreras por razón de género, caminando a favor de la igualdad y poniendo medios para la erradicación de las violencias de género que sufren.

También gracias a las nuevas y futuras mujeres como mi hija de 16 años que aunque tienen una edad complicada no se dejan avasallar por situaciones que no tienen que vivir,  y piden consejo a sus madres y a otras chicas para así contrastar y darse cuenta y que poco a poco se deje de normalizar actos que no son de recibo por mucho que estés borracha, drogada, sola, llevar mini falda, o pantalón ajustado… o simplemente ser guapa.

En 2024 Grupo Martes acompañó a 12 mujeres en el piso tutelado para la reinserción de personas que han estado privadas de libertad y sufren adicciones. Estas viviendas son un espacio familiar en el que las personas que residen en ellas pueden sentirse seguras para poder generar una confianza con el equipo profesional, compañeros y compañeras que facilite su proceso y mejore su bienestar.

Las viviendas tuteladas de Grupo Martes son un recurso bajo el concierto de la Generalitat Valenciana. Conselleria de Servicios Sociales, Igualdad  y Vivieda. Están ubicadas en Valencia, en el distrito de La Saïdia.

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