Hassan Bouchtaoui tiene 17 años. Nació en España y su familia es de origen marroquí

Redacción Cartagena

¿Desde cuándo formas parte de la Fundación?

Desde el mes de agosto de 2015 cuando participé por primera vez en el Campamento Urbano de Cartagena.

¿Qué significa para ti el Campamento Urbano de Cartagena? ¿Qué es lo que más te gusta?

A mí me gusta todo lo que hacen en general, pero en principio sobretodo los voluntarios y colaboradores porque sin ellos no sería posible realizar esta actividad, el cariño con el que se trata, intentando que se lo pasen bien, la intención de educar y enseñar algunos conceptos básicos sobre la vida, los cocineros cuidadosos con el tema de determinados alimentos por temas religiosos, culturales…

Y solo por el hecho de dedicar parte de su tiempo a los demás ya es de agradecer, y eso hay que valorarlo. 

Cuéntanos un poco sobre el día a día en el Campamento Urbano.

Para las personas que vivían lejos había un autobús que los recogía, bueno pues la mía era la del Licor 43 que pasaba a las 9:30, para estar allí sobre las 10, que era la hora del desayuno, donde entraban todos los chavales con sus monitores, luego hablamos sobre los derechos de la infancia en “Los buenos días” y una actividad o taller. Después de tomarnos el almuerzo, teníamos un momento del grupo y luego teníamos tiempo libre. Antes y después de la hora de la comida, la mitad de grupos tenían tiempo libre y la otra mitad se iban a la piscina. Por la tarde ya, realizábamos actividades, algún juego y después tomábamos la merienda y acabábamos el día con una despedida en la que hablábamos sobre lo que habíamos aprendido en ese día y finalmente esperábamos al autobús de vuelta. Dos días hicimos actividades con las familias por la noche y un día nos fuimos de excursión a El Campello (Alicante).

¿Qué sería distinto en tu vida si no hubieses pasado por el Campamento Urbano de Cartagena?

Todos los monitores y colaboradores que llevan a cabo este proyecto son grandísimas personas, de las que se puede aprender muchas cosas. Yo he tenido la suerte de conocerlas y compartir momentos agradables y algunos puede que no tanto, pero de los que he aprendido diferentes actitudes de afrontar cualquier situación. Cuando hablábamos de los derechos de la infancia, te impulsaban a reflexionar y a tratar de ser mejores personas. Y para mi este campamento ha sido una buenísima experiencia sin duda.