Quién mejor que Segundo García, secretario de la Fundación Ángel Tomás, para acompañarnos en un recorrido de pasado, presente y futuro. Desde los inicios de la Fundación, Segundo ha desempeñado diversos cargos de responsabilidad en la entidad.

Por: FISAT

Para empezar esta entrevista, le pedimos a Segundo que reflexionara sobre qué le ha aportado la Fundación en este tiempo. Sus palabras reflejan el sentir de tantas personas que se han acercado a la entidad para dar #Masparaquientienemenos… y que en la mayoría de las ocasiones, acaban recibiendo más de lo que dieron.

Segundo García: “Suena a tópico pero es cierto que uno recibe mucho más de lo que da. Lo he podido comprobar en estos 12 años que llevo en relación con FISAT. A mi me ha aportado vida, ilusión, esperanza, sueños. Me ha enriquecido con un montón de rostros, nombres, personas, tanto de profesionales, como de destinatarios de nuestra intervención.

Me ha facilitado el encuentro con personas muy necesitadas de las que he aprendido su capacidad de superación, resiliencia, deseos de crecimiento.

Me ha ayudado a aprender a centrar la intervención no tanto en las carencias cuanto en las potencialidades de cada persona. Me ha reforzado en los principios básicos de la educación salesiana: cercanía, presencia, relación educativa, confianza, espíritu de familia, la capacidad de  creer en las posibilidades de cambio y de mejora de las personas aunque su situación de partida sea muy compleja”.

Me ha ayudado, como salesiano, a identificarme con Don Bosco “padre”. En el colegio lo había hecho con Don Bosco “maestro”, en el Centro Juvenil con Don Bosco “amigo”.

Y ha contribuido a cambiar la mirada, procurando no mirar desde estereotipos o prejuicios, sino a la persona concreta en su realidad, a contar con ella en ese camino de acompañar su proceso de crecimiento…Y a reforzar mi opción por los más necesitados para que, como dice el lema de este curso, los últimos puedan ser los primeros».

¿Cuál ha sido la evolución de FISAT en estos 10 años?
La FISAT nació como una Fundación que diera cobertura a los proyectos sociales de la antigua inspectoría salesiana de Valencia. Nació como una pequeña semilla, con muy poquitos proyectos y pocos trabajadores, pero con un gran deseo de implicarse en el terreno de lo social, especialmente en el campo de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de mayor riesgo. El crecimiento ha sido vertiginoso en cuanto a número de proyectos y de trabajadores.

¿Cuáles han sido los mejores aciertos de FISAT en este tiempo?

Han sido muchos pero por encima de todos destacaría la “escucha” de la realidad para que la apertura de nuevos proyectos parta siempre de necesidades reales, en diálogo con la administración y a propuesta de las obras salesianas locales.

Por otro lado, ha sido muy importante la vinculación de los proyectos a las obras salesianas de referencia y la coordinación pastoral para que los proyectos no sean meramente de promoción social sino que desarrollen procesos educativo-pastorales.

También destacaría aspectos importantes en cuanto al funcionamiento de la entidad, que ha sabido consolidar y fortalecer  su estructura con una secretaría técnica potente que facilita el trabajo a los proyectos y su sostenibilidad.

Otros punto importante que nos ha ayudado a definirnos es la política de contratación de personal que comparta la identidad de un proyecto salesiano además de su competencia profesional.

Hablamos de un nuevo escenario en el que las empresas, a través de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), están llamadas a colaborar con el Tercer Sector ¿cómo debe presentarse la FISAT al empresariado?

FISAT debería presentarse como una entidad transparente en su gestión y economía, comprometida con los objetivos de desarrollo sostenible.

Debemos dejar patente nuestra especialización en el trabajo educativo con los niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de mayor riesgo o vulnerabilidad. Y nuestra forma de trabajar: nos caracterizamos por situar en el centro de todos los proyectos a la persona, trabajando con ella con programas educativos integrales.

Además, las empresas deben entender que se rentabiliza al máximo su colaboración en beneficio de sus destinatarios.

¿Cuáles son los principales desafíos de una entidad como la FISAT?

Destacarías sobre todo cuatro desafíos:

  1. Garantizar la sostenibilidad y mantenimiento de los proyectos.
  2. Ser una entidad ágil en sus estructuras que permita dar respuesta rápida a nuevas situaciones de emergencia social.
  3. Seguir explorando al máximo todo lo relacionado con la inserción laboral porque es la clave para la inclusión social en igualdad de oportunidades.
  4. Ampliar el abanico de empresas colaboradoras, entidades y personas para no depender tanto de la administración en la financiación de sus proyectos.

¿Cómo animaría a cualquier persona que leyera esta entrevista a sumarse a la FISAT, ya sea como socio, voluntario, RSC…?

Yo diría, en palabras del Papa Franciso, que vivimos en una cultura que ha globalizado la indiferencia como tónica normal, una cultura del descarte, de personas sobrantes. En ese contexto necesitamos globalizar la solidaridad como una de las maneras posibles para poder construir un mundo nuevo. Ahí necesitamos la colaboración de todos, de la administración, de la empresa, el tercer sector, la universidad, la ciudadanía…

Trabajar con las personas más vulnerables, colaborar con ellas sea de manera directa o indirecta te enriquece como persona, como empresa, como entidad. Y FISAT ofrece esa oportunidad. Acércate a nuestros proyectos, conócenos, visita nuestra web…contamos contigo. Juntos somos más. Cualquier gota por pequeña que parezca es importante en el mar de la solidaridad.