Javier Medina Romero- Handudy impartió recientemente la formación sobre gestión de las emociones a los equipos educativos de la Fundación Ángel Tomás- FISAT. Una experiencia que ha sido muy valorada por las personas participantes, más de 100 de diferentes ámbitos de lo social y en los distintos proyectos de la fundación.

Por: FISAT

La finalidad de esta formación ha sido descubrir cómo las emociones les pueden ayudar o limitar en sus acciones, proyectos personales y en este caso en la propia intervención educativa.

«Como sociedad occidental, la gestión de las emociones que hacemos está mucho más unida a la huida que a la aceptación de estas».

¿Cómo estamos (en general) emocionalmente?
No es sencillo generalizar en materia de gestión emocional, pues depende de en qué entorno emocional hayamos crecido, lo que nos haya ocurrido e incluso cómo hayamos decidido enfrentar las situaciones vitales. Pero, atreviéndome a generalizar, puede decirse que, como sociedad occidental, la gestión de las emociones que hacemos está mucho más unida a la huida que a la aceptación de estas.

Tenemos la tendencia a querer evitar aquellas que nos hacen detenernos, pararnos, reflexionar, cambiar nuestra vida, y deseamos más aquellas que nos hacen sentir con energía y continuar con lo que estamos haciendo. Por decirlo en lenguaje de las emociones, huimos de la tristeza, el miedo o el dolor y estamos siempre buscando la alegría, la pasión o la calma.

Por eso la pregunta que ayuda no es tanto cómo estamos, sino cómo gestionamos.

¿Sabemos gestionar nuestras emociones?
Es diferente saber, hacer o querer hacer o ponerlo en marcha.

Desde la psicología humanista y la psicopedagogía de las emociones se entiende que las personas sabemos y conocemos los procesos necesarios para gestionar las emociones, porque estas están precisamente para que reaccionemos a situaciones que ponen en alerta nuestra supervivencia básica.

Lo que ocurre es que con los años vamos aprendiendo a bloquear ciertas emociones, dejamos de prestarles atención, incluso cuando aparecen de forma clara las vivimos desde el deseo de que desaparezcan lo antes posible, pero sin hacer nada para que eso ocurra.

Todas las emociones nos mueven a actuar. La tristeza a que paremos nuestra vida y asimilemos; la alegría a que compartamos una vivencia y la repitamos; la ira a que actuemos para cambiar algo que no nos agrada; la ansiedad a dejar de hacer aquello que nos afecta.

Ese camino que hemos dejado de caminar, que hemos olvidado, es el que debemos volver a caminar para gestionar nuestras emociones, pues ya sabemos cómo gestionarlas, aunque a día de hoy cada cual haya dejado de hacerlo por alguna razón.

¿Por qué es importante tener conciencia emocional?
La conciencia emocional es ese momento en el que sabemos, nombramos y localizamos el conjunto de emociones que estamos viviendo en un instante o en un momento de nuestra vida.

Es esencial este proceso, pues nuestro cerebro emocional le comunica a nuestro cerebro racional, que actúe que haga algo, pero si ambos no hablan el mismo lenguaje no se van a entender y entonces es donde aparecen las gestiones emocionales que no cumplen su función.

Si estamos viviendo tristeza, preocupación, esperanza y desilusión, pero de forma racional lo sentimos como enfado o ira, estaremos queriendo actuar sobre el “fuego” cuando tenemos que actuar sobre el “agua”.

Por eso el primer paso en las terapias centradas en emociones es aumentar el nivel de conocimiento y conciencia emocional. De esta forma sabremos mejor qué hacer en cada instante emocional.

«Trabajar desde la ética de los cuidados en organizaciones como es FISAT, implica un buen trabajo de las emociones».

En la formación que has impartido en FISAT has acompañado a más de 100 trabajadoras y trabajadores del ámbito socioeducativo y uno de los aspectos trabajados ha sido el autocuidado ¿cómo repercute en la intervención que el educador o educadora se sienta cuidado/a?
En el ámbito del trabajo social hay un elemento que es esencial y es la profilaxis psicológica, para que no mezclemos en exceso nuestras emociones y vivencias personales con las emociones y experiencias de las personas a las que se atienden. Este es uno de los elementos del autocuidado que es esencial en la atención a personas.

Otro de los aspectos que hemos trabajado es la autoconciencia emocional y las herramientas de gestión asociadas, pues la mejor manera de apoyar a personas en sus procesos vitales, es conocer cómo funcionan los nuestros, pero permitiendo que otras personas lo vean para desde ahí ellas mismas apliquen aquello que les puede resultar útil para su vida emocional.

El aspecto más relevante es el autocuidado de los equipos de trabajo. Un grupo de personas que actúa de forma coordinada funciona como un único ser, como una única mente, como un único corazón. Un equipo es tan complejo como lo puede ser una única persona y por eso es importante tomar conciencia de las emociones que se viven, conocerlas, expresarlas y trabajarlas, porque un equipo que sabe gestionar sus emociones de forma conjunta, ayuda a las personas de forma individual.

Trabajar desde la ética de los cuidados en organizaciones como es FISAT, implica un buen trabajo de las emociones.

¿Qué medidas aconsejarías que se tomaran desde las entidades y los equipos de dirección para favorecer este autocuidado?
Interesante cuestión y muy relevante.

Una primera, dedicar tiempo en cada reunión a poder expresar las emociones que se sienten. En muchas ocasiones, tomar conciencia de cómo estamos y cómo está mi equipo evita muchos malos entendidos y ayuda a aunar trabajos, pero en especial apoyarnos.

Una segunda, no dejar de aprender sobre la gestión de las emociones. Yo llevo dedicado a formar en esta materia más de 15 años y aún me descubro aprendiendo aspectos o matices nuevos. El conocimiento sobre la gestión de las emociones continúa avanzando desde varias disciplinas científicas y eso está ayudando a mejorar los resultados.

Quizás una tercera sería, siendo muy atrevido, olvidarse de la eficacia, de la efectividad e incluso de los objetivos en materia de emociones, centrando más en acompañar y gestionar y recibir feedback en equipo.

¿Qué principales herramientas para gestionar las emociones propias no deben faltarle a un educador/a?
La primera herramienta está vinculada al conocimiento y conciencia emocional. Yo recomiendo para ello El universo de las emociones (Rafael Bisquerra) que permite localizar emociones desde una visión plena de estas. La otra el Diario emocional, que permite entrenar a nuestro cerebro a ir escuchando su parte emocional, ejemplos hay varios yo os dejo el que uso yo. https://handudy.es/diario-emocional

Otra herramienta esencial es la práctica de la meditación o de los ejercicios de Mindfulness, nos permiten aprender a focalizarnos, calmarnos y alejarnos de todo lo que no somos o sentimos.

Una tercera herramienta muy vinculada a nuestra forma de actuar desde el estilo salesiano es el uso de la creatividad combinada con la conciencia emocional. Aquí está el teatro y el zentagle o dibujos expresivos, que ayudan a sacar hacia fuera ese mundo emocional que solemos dejar dentro por miedo a exponernos y sentirnos débiles.

Una última, es la recepción de feedbak emocional, que no es más que compartir nuestras emociones y recibir vivencias emocionales de otras personas. Es como abrir nuestra caja durante un tiempo, enseñar lo que tenemos a otras personas y dejar que estas nos digan lo que ven. En muchas ocasiones nos sentimos de una forma, pero las emociones que mostramos son otra, porque hemos dedicado demasiados pensamientos a nuestras vivencias y poco tiempo a dejarnos invadir por nuestras emociones, sin ideas, experiencias o ideas.

Responsabilizarte solo de tus emociones, respirar, limitar las preocupaciones un rato al día o aplicar la ley del espejo son otras de las herramientas que pueden ayudar a gestionar las emociones.

En FISAT hemos aprendido mucho gracias a tu formación pero ¿qué has aprendido tú de FISAT?
Pensaba que tenía suerte por conocer el trabajo que hace FISAT, pero ahora sé que tengo suerte por haber podido conocer al equipo humano que llevan adelante cada actividad. He descubierto un equipo que no solo sabe cuáles son sus “llaves” emocionales, sino que se atreven a abrir sus baúles.

Más en lo personal también he aprendido sobre mis miedos a dejar de ser significativo, sobre mi capacidad para volver a la calma y en especial he profundizado en la forma de poner en práctica todas las herramientas de gestión emocional que forman parte del método de trabajo que desde Handudy desarrollo.

Una idea me llevo de este proceso formativo completo y es que «el poder de nuestras emociones radica en la capacidad de volver una y otra vez al momento presente».

Gracias porque ha sido una oportunidad muy gratificante.