FISAT te cuenta, el espacio en directo a través de Instagram que cada jueves conecta a la Fundación Ángel Tomás con personas vinculadas a la entidad, conectó el pasado jueves 28 con Verónica Vidal e Isaac Azor, trabajadores de FISAT y creadores del blog @Educadordemenores. Con ellos hablamos de educación social, del confinamiento y sobre todo “de ser esenciales”. 

Por: FISAT

La visibilización de la profesión de los educadores y educadoras sociales fue el objetivo del proyecto “EducadordeMenores”, un blog creador por Isaac Azor en 2006 y que años después, en las redes sociales, cuenta con más de 25.000 seguidores.

A través de la palabra y las ilustraciones de Verónica Vidal, EducadordeMenores narra sus vivencias, pero sobre todo visibilizan el trabajo de los educadores sociales y se ha convertido en un referente para la profesión.

 

Isaac y Verónica trabajan, respectivamente, en el centro de día Entre Amics y el centro de acogida de menores Casa Don Bosco Valencia de la Fundación Ángel Tomás- FISAT, dos proyectos que como el resto de los recursos de la entidad han tenido que redoblar esfuerzos durante el Estado de Alarma, como todo el Tercer Sector. Sin embargo, sus trabajadores/as no han sido reconocidos como servicio esencial por parte de la Administración.

“Ha sido frustrante”, considera Verónica. “Ni en esta época se nos ha hecho visibles”.  “No nos aporta nada que se nos reconozca en un papel pero sí que nos tengan en mente”, apunta a Isaac que a través de Twitter hizo un llamamiento a los principales líderes políticos a valorar y reconocer el trabajo de los profesionales del ámbito social como los Educadores/as Sociales. La respuesta fue muy tíbia, y a día de hoy no se ha reconocido como servicio esencial en el Real Decreto del Estado de Alarma.

 

Pero la realidad es que el trabajo de estos profesionales se ha vuelto más esencial si cabe con la crisis social y sanitaria de la COVID-19. Tanto de manera presencial como en atención telemática, los equipos de los proyectos sociales han tenido que rendir en largas jornadas laborales, adaptándose a las nuevas necesidades de las personas destinatarias. Como señala Verónica, “un trabajo titánico para rehacer dinámicas, rutinas y horarios”

En el caso de los centros de día de menores, Isaac explica que han tenido que hacer de mediadores entre los colegios y las familias a las que atienden para gestionar por ejemplo las tareas escolares; han hecho de maestros, han atendido necesidades de alimentación; y a la vez han mantenido los tres pilares del proyecto socioeducativo: el apoyo académico, el familiar y el de ocio. “Hemos tenido que ser muy originales y echar mano de la tecnología” asumiendo a la vez la gran brecha digital que sin duda separa también a la sociedad y que en este escenario ha quedado patente.

Pese a las grandes dificultades, “creo que hemos conseguido lo más importante, no perder ese vínculo que teníamos con las personas… para que cuando volvamos a poder juntarnos todo siga igual”.

De la vivencia del confinamiento ambos coinciden en la gran capacidad de adaptación de los menores y jóvenes, “ha sido sorprendente”.

Llamamiento al compromiso social

Ahora toca continuar hacia delante y esenciales o no según un Decreto, los educadores y educadoras sociales van a tener que asumir un nuevo escenario. Y en este nuevo escenario el compromiso social va a ser esencial, “por pequeña que sea la contribución es importante para poder continuar ofreciendo nuevas oportunidades o la primera oportunidad”, señala Verónica. “No todo es cuestión de dinero, también pueden ser donaciones de materiales como hacen algunas empresas”.

Ese compromiso de socios/as y colaboradores/as será esencial para hacer posible lo más importante: que los y las educadores/as sociales, “seamos facilitadores de experiencias positivas de vida”.