La II Jornada de Voluntariado FISAT reflexionó sobre la figura del voluntario: qué es ser voluntario o voluntaria, los factores que guían a una persona a hacerse voluntaria o las circunstancias que erróneamente pueden motivar a embarcarnos en un voluntariado y que pueden ser contraproducentes. Las acciones de voluntariado de FISAT están financiadas por la Generalitat Valenciana. Vicepresidencia y Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas.

Por: FISAT

«Es muy importante entender que el voluntariado es una manera de situarse en la vida», consideró Ana Leyda, responsable de voluntariado en la ONG Interred que participó como ponente en el encuentro, celebrado el sábado 19 de octubre en Salesianos El Campello. «Es un síntoma más de una ‘enfermedad’ que es la sensibilidad por la realidad social».

Por ello, Leyda invitó a reflexionar sobre los factores que en muchas ocasiones llevan a las personas a iniciar un voluntariado que pronto abandonan. El voluntariado «no es una cuestión de tiempo libre ni solo de buena voluntad. El peligro es que ambas dos se pueden acabar». También advirtió sobre las motivaciones personales e inconscientemente egoístas que pueden llevar a alguien a hacerse voluntario como el reconocimiento, la ociosidad o el sentimiento de soledad en un momento determinado de la vida.

FORMACIÓN

Un elemento muy importante que tanto Leyda como el voluntariado asistente pusieron de relieve fue la formación. «A veces con la buena voluntad en vez de sumar restamos», advirtió. A través de la formación y la transparencia por parte de la entidad se logra un voluntario o voluntaria alineado con los principios de la entidad en la que desarrolla el voluntariado: misión, visión y valores. Y se se le facilitan las herramientas adecuadas para desenvolverse en el entorno y con las personas hacia las que se dirige su voluntariado.
«Hace falta formación, pero por otro lado no debemos de perder lo que nos mueve. Cuando el desgaste y el aburrimiento aparecen en el voluntariado hay que hacérselo mirar porque el voluntariado es un elemento ‘felicitante'». Un equilibrio que debe guardarse y procurarse tanto por el voluntario como por la entidad que lo acoge.

El encuentro de Voluntariado FISAT al que asistieron una veintena de voluntarios y voluntarias, sirvió para conocer más de cerca la labor desarrollada en cada uno de los proyectos de la Fundación Ángel Tomás: centros de día, paes, Grupo Martes, campamento urbano, inserción laboral y pisos de emancipación principalmente.

A través de diferentes dinámicas los participantes reflexionaron sobre lo que aportan al proyecto a través de su voluntariado. Más allá de acciones concretas era importante tomar conciencia de los bienes intangible que entregan, como el tiempo, la paciencia o la motivación, fundamentales para llevar a cabo esa labor y que tomando consciencia de ello se le otorga la relevancia que tiene.

Una parte fundamental del encuentro fue el compartir las experiencia entre los voluntarios de los distintos proyectos de FISAT. A través de bonitos testimonios se desprendieron conclusiones fundamentales que deben prevalecer en el voluntariado. Entre ellas “entender el concepto de ‘ayudar’ con una visión circular, de intercambio y no vertical”, resaltó Ana Leyda.

TESTIMONIOS: Intercambio de conocimientos

Un ejemplo de ello es el voluntariado de Lola en el piso de emancipación Casa Mamá Margarita de Elche. Enseña español a uno de lo jóvenes del proyecto, de origen marroquí. Lola es economista y apasionada de los idiomas. Sus conocimientos de la lengua árabe le llevaron a ofrecerse voluntaria con la llegada del Aquarius. Después de esa experiencia no ha podido quedarse al margen de la situación de tantas personas migrantes que llegan a España buscando una oportunidad. Su voluntariado en Casa Mamá Margarita la enriquece, “son clases de intercambio de conocimientos, yo enseño español y él me enseña árabe. Estoy aprendiendo mucho vocabulario nuevo y mejoro el idioma”.

 

TESTIMONIOS: «Siempre digo que trabajamos con héroes»

Norbert, salesiano en la comunidad de Alcoy, contó su experiencia como voluntario en el PAE Don Bosco de Alcoy, “Cada problema, cada situación hay que abordarlo según la cultura, según el contexto… para mí es muy formativo. Yo siempre lo digo que trabajamos con héroes porque viendo de dónde sales esos chicos, la situación de sus familias… esos chicos hacen un gran esfuerzo… trabajamos con gente que tiene esa voluntad para seguir para adelante y eso a mí me da vida y me da fuerza para seguir con el voluntariado.”

Como expresó Ana Leyda: “Nosotros ponemos un punto de diferencia en sus vidas pero ellos ya han puesto el punto de diferencia en la nuestra”.

 

El arte como espacio de liberación

Begoña Fernández-Cañada es licenciada en Bellas Artes y profesora de expresión artística. Voluntaria desde los 16 años orientó su formación y su eprendizaje para canalizarlo hacia un voluntariado transformador que a través del arte actuara como espacio de liberación. Begoña realiza habitualmente actividades de Aprendizaje y Servicio con sus alumnos que, a través de la expresión artística favorecen el encuentro intergeneracional entre sus jóvenes alumnos y personas mayores en residencias. Begoña pone el acento en la importancia de la sesibilización como herramienta fundamental para transformar la sociedad hacia un mundo más amable y más humano.

A través del testimonio de Begoña, los asistentes a la jornada conocieron otras acciones de voluntariado como las que promueve la ong Interred en colaboración con la entidad Pedro Poveda en Guatemala.

Begoña también compartió su voluntariado en la Fundación en FISAT con el proyecto Somos Parte Picassent. Begoña entró en el módulo de Proyecto Hombre del Centro Penitenciario Antoni Asunción Hernández para mujeres, de la mano del programa de inserción sociolaboral Somos Parte, para impartir un taller de expresión artística. El objetivo de esta actividad era por un lado, darles voz y empoderarlas y por otro, concienciar a la sociedad de los estigmas que sufren estas mujeres.

El taller ExpresArte se plantea como objetivos: potenciar su autoestima, crear un ambiente de grupo femenino, de sororidad; expresarse sin miedos, sin represalias; conectar su historia con el cuadro; y hacerse ver y oír.

El taller tuvo una duración de dos meses, con cuatro sesiones en las que las mujeres realizaron su obra individual y una quinta sesión en la cual se realizaron dos lienzos de obras colectivas hechas por todas ellas, uniendo y coordinando su esfuerzo y la finalidad del cuadro.